El milagro de Singapur
Las interrogantes que nos hacemos sobre el milagro del desarrollo de Singapur hay que buscarlas en la calidad de las personas que tienen las naciones y en la dirección administrativa correcta de su liderazgo.
Por RAFAEL NINO FÉLIZ
De su condición de estado vasallo, no hace mucho tiempo, Singapur se ha convertido en una especie de maravilla del mundo, que todos los países quisieran ser. Los países que, sorprendidos por el avance y desarrollo económico de esta pequeña, en términos territoriales, nación asiática, se miran en su espejo, quedan absortos ante el empuje del progreso increíble que ha experimentado ese país, como por arte de magia.
Cuando se habla de Singapur y sus avances en todas las áreas esenciales que ha logrado como país, la gente, por lo general, lo compara con las grandes y poderosas naciones, que a pesar de poseer toda la riqueza material que les ha regalado la naturaleza, aún no han podido alcanzar el desarrollo extraordinario de esa pequeña isla situada sobre una gran roca. Singapur es el país más rocoso del mundo y sin agua potable en su suelo.
El fantasma trágico de las invasiones también le tocó a Singapur, la cual quedó bajo la ocupación japonesa entre 1941 y 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. Antes, como les ha ocurrido a casi todos los países de la tierra, la habían ocupado varios imperios. Luego la ocupó Inglaterra, en cuyo período se fomentó grandemente la inmigración, especialmente de origen asiático.
Singapur tiene 5.5 millones de habitantes, según su censo más reciente hace dos años; su población está conformada por personas de origen chino, indio, malayo, euroasiático, más otros grupos étnicos de diferentes procedencias: japoneses, coreanos e indoneses. Es uno de los países con más diversidad religiosa y con la mejor gastronomía del mundo. Singapur tiene una extensión sólo de 719.9 Km.2 y de 0.1% de tierra de cultivo permanente.
El sistema educativo de Singapur es el mejor del mundo, según las evaluaciones de las más prestigiosas instituciones evaluadoras internacionales. Sus universidades, según QS World University, están entre las veinte mejores del mundo. Singapur se transformó en apenas unas cuantas décadas, pues hace 50 años era una nación muy pobre y sus ingresos per cápita eran inferiores a los de la República Dominicana.
La isla de Singapur logró su independencia en el año 1965 y sus grandes logros económicos, educativos, sociales, culturales y ambientales, a pesar de su reciente independencia, provocan las más grandes interrogantes en el mundo por parte de los intelectuales, economistas y políticos. Muchos expertos se preguntan: ¿cómo ocurrió el milagro de Singapur, a la que hoy se le llama "La Perla de Asia", si hace apenas unas décadas, Lee Kuan Yew le llamaba "el pozo negro de la miseria y la degradación."
Parecería que las respuestas a las interrogantes que nos hacemos sobre el milagro del desarrollo de Singapur hay que buscarlas más en la calidad de las personas que tienen las naciones y en la dirección administrativa correcta de su liderazgo político, que en los grandes recursos naturales de que nos dota la propia naturaleza