Mi encierro en la Mina
Por: Aik Ambiorix
5A propósito de Gregory Méndez y Carlos Yepez, atrapados a más
de 100 metros de profundidad en una mina de Maimón y de los 10
mineros en Coahuila, México, sé que hay varios dramas sociales,
humanos, espirituales, emocionales y hasta económicos y políticos,
producidos por cualquier tipo de encierro.
Esto se entiende cuando usted sólo es el atrapado o cuando se
dispone a poner algo de empatía, en el mismo lugar de la víctima, y
es cuando usted también comienza a sentirlo.
Por lo breve de mis artículos, esta vez, solo me refiero al encierro
del tipo emocional, condición que produce estados difíciles, donde
el individuo puede llegar a otras consecuencias peores.
La gente, por muy rica o pobre que sea siempre posee tipos
específicos de riquezas. A aquel que tenemos como pobre,
posiblemente disfrute de salud física, moral y espiritual, por lo que,
muchos poseedores de grandes riquezas pagarían lo que sea por
disfrutarlas junto a sus bienes materiales, poseídos de buena fuente
o de sus dineros ilícitos.
De cualquier forma que sea, podemos salir del encierro emocional o
ayudar a otros a lograrlo. Un amigo que pasó por un gran trauma
hospitalario en estado de coma, al salir del mismo, me narra que:
“más que un túnel, que es lo que todos esperan ver cuando mueran,
me encontré conmigo mismo, con mi salud y mayores valores
espirituales. Salí así, del encierro que vivía antes de enfermarme”.
Sin embargo, hay otros que salen airosos ante problemas de salud
o cualquier otro mal que les afectó en el pasado y se sienten
todavía atados, sólo por una condición creada por ellos mismos.
¡Son libres y siguen encerrados dentro de la mina!
Todo ser humano tiene grandes desafíos de ayudar en estas
condiciones a todo el que le rodea.
El escritor Leo Buscaglia, en su libro: “Amor”, narra un hecho
conmovedor: preguntó a sus alumnos por una destacada
compañera; nadie supo responder. Más tarde, su madre informó al
grupo de alumnos que hacía más de dos semanas que la niña se
había suicidado, a lo que respondió Buscaglia: “¿Cómo es posible
que existan personas rodeadas de mucha gente y vivan vidas.