La otra mirada a la diáspora dominicana y sus remesas

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Imitemos a la India y a otros países y desarrollemos el potencial como inversores que tienen los dominicanos que viven en ultramar, pero llevan el deseo del retorno soñado en la intimidad de la conciencia.

POR RAFAEL NINO FELIZ

La diáspora dominicana y sus remesas tienen múltiples miradas. Ella es tan compleja, plural y distinta como los elementos originarios de nuestra propia identidad nacional. Parecería ser que el tema de nuestra diáspora sólo se aborda cuando la misma se reduce a los datos fríos de las estadísticas. Éstas señalan que el ingreso anual que recibe el país, es de miles de millones de dólares por el concepto de las remesas enviadas desde ultramar.

La República Dominicana recibe diez mil millones de dólares todos los años de los dominicanos que residen en otras naciones hermanas. Sin estos ingresos anuales que obtenemos por este concepto, el país no tuviera la estabilidad macroeconómica, que con orgullo podemos exhibir en el mundo. Tampoco tuviéramos la capacidad de inversiones que hemos tenido durante décadas. Nuestra diáspora es clave en el crecimiento económico y el desarrollo.

Esta extraordinaria suma de diez mil millones de dólares anuales impacta sobre las inversiones públicas y privadas del país. Nuestros ingresos recibidos por concepto de remesas, que envían nuestros hermanos que residen fuera de nuestra tierra, en términos proporcionales, superan a los de otros países de varios continentes que poseen un mayor segmento poblacional.

La superioridad de la diáspora dominicana, con relación a otras naciones del mundo, en el envío de remesas a su Patria, tiene sus raíces en elementos sociológicos, antropológicos y culturales que definen nuestra identidad como nación, especialmente lo relativo al concepto que tenemos los dominicanos sobre la familia extendida; así como su visión del arraigo y su deseo permanente de retorno a su país.

A pesar de los altos costos que asume nuestra diáspora, en cualquier parte del mundo donde se encuentre, por el envío de dinero a sus familiares, los dominicanos siguen aumentando el flujo de dinero fresco que ingresa al país. La República Dominicana, como país en vía de desarrollo, seguirá recibiendo un aumento de sus remesas y éstas siempre impactarán directamente en el Producto Interno Bruto (PIB). "Las remesas son una de las pocas fuentes de financiamiento externo privado que se prevé que sigan creciendo en la próxima década"; según el economista Dilip Ratha.

La otra mirada a la diáspora dominicana y sus remesas, debe contener el diseño y formulación de un amplio proyecto de estudio, desde las ciencias económicas y sociales, aplicado en todos los países de mayor concentración de dominicanos como residentes. A la par con este estudio, debemos tener una unidad especializada en asuntos de ultramar, para tratar lo relativo a las inversiones de los dominicanos de nuestra diáspora. Imitemos a la India y a otros países y desarrollemos el potencial como inversores que tienen los dominicanos que viven en ultramar, pero llevan el deseo del retorno soñado en la intimidad de la conciencia. En ese sentido, evitaríamos el fracaso en sus inversiones, como casi siempre ocurre.

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